Desigualdad ¿El verdadero problema de la sociedad?



Hoy en día, es normal escuchar a políticos y personas influyentes hablar del problema de la desigualdad, de la necesidad de su reducción… pero, ¿Es la desigualdad económica el verdadero problema al que se enfrenta la sociedad? Vamos a analizar esta pregunta a continuación.

Para comenzar, es básicamente imposible lograr una igualdad entre todos, ningún país lo ha logrado jamás por el simple hecho de que siempre va a haber personas “importantes” cuyos sueldos sean superiores al del resto de los ciudadanos. Es una condición innata del ser humano el querer estar mejor que los demás, es por esto mismo que si le preguntamos a personas de origen humilde con escasos recursos económicos su respuesta será que la igualdad es una buena opción pues así nadie será “superior”, económicamente hablando, que los demás ciudadanos.

La igualdad de salario conlleva así a un aumento de la corrupción pues aquellas personas que ostentan un cargo público o importante es necesario que tengan un salario acorde con la responsabilidad que esto conlleva para que no sea fácil poder sobornar a estos profesionales.

la igualdad solo se puede dar en una situación y esa es la pobreza, es imposible llevar a todo el mundo a la parte “alta” de la economía por lo que para igualarnos a todos en los salarios sería necesario bajarles el sueldo a todos los que tuvieran un poder adquisitivo mayor produciendo que la economía del país empeore y arrastrando a toda su población a una situación de pobreza.

Es más, ese progreso que tanto anhelan las naciones conseguir conduce a un aumento de la desigualdad. Si se progresa se produce desigualdad ya que provoca la mejora de la calidad de vida de muchas personas a costa de la reducción de otras.

¿Cuál es la verdadera igualdad que se debe conseguir en una sociedad? Esta es la igualdad de oportunidades. Que todos y cada uno de los ciudadanos del mundo tengan la oportunidad de formarse y poder acceder a un puesto de trabajo que le permita mejorar y aumentar su nivel de vida, pero siempre a costa de su trabajo y esfuerzo y no gracias a los demás. 

Es verdaderamente triste saber la cantidad de políticos que se benefician de la falta de conocimiento de sus ciudadanos y prometen cosas que ellos mismos saben que es imposible lograr como la querida IGUALDAD.

Con esto concluimos que el problema de la sociedad nunca ha sido ni será la desigualdad sino la pobreza. Debemos intentar ayudar a aquellos cuyas condiciones no les permiten avanzar hacia un futuro y una calidad de vida mayor aumentando las ayudas públicas o ofreciendo educación digna para todos, pero sin olvidar que no podemos empeorar la situación de aquellos que ya han luchado por tener esto que intentamos darle a los demás.


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